Has cambiado tus hábitos, tus rutinas, tus horarios y tu forma de vivir los días. Ahora, no hay diferencia entre los fines de semana y los días de diario, te has librado del ajetreo y del “es la primera vez que me siento en todo el día”. Todos estos cambios, afectan a tu descanso y sueño reparador, pudiendo tener un efecto beneficioso (te sientes reparado al despertar, ya no das vueltas en la cama como hacía un mes repasando todo lo que te tocaba hacer mañana, disfrutas de la ventaja de no tener horarios) o perjudicial (te duele el cuerpo, te despiertas varias veces en la noche, te cuesta conciliar el sueño) en tu descanso. Si eres de los segundos, anota las siguientes pautas sobre el sueño que te ayudarán a mejorar su calidad y cantidad.
Relaja cuerpo y mente
Márcate como objetivo reducir la activación de tu organismo. Te encuentras ante un evento excepcional que puede suscitarte tensión, agitación, nerviosismo, intranquilidad, etc. Nada mejor que parar. Parar para tomar conciencia y re-parar tu mente.
Existen múltiples prácticas para conseguir ese propósito, desde prácticas de meditación convencionales hasta otras más en boca como el mindfulness. Pero sin duda, la práctica más recomendable y empíricamente validada, para el tratamiento de los problemas relacionados con el descanso, es la Relajación Muscular Progresiva (y antes de dormir, funciona genial)(si queréis conocer más acerca de qué es la relajación muscular progresiva, podéis clicar aquí). Su misión es, a través de la contracción y relajación de tus grupos musculares, enseñarle a tu cuerpo que el estado de calma y baja tensión es posible.
Controla los estímulos para potenciar la tranquilidad
Como ser humano, reaccionas a los estímulos al igual que el resto de animales. Pones la mano en el fuego y, al quemarte, la retiras. ¿Qué te suscita ver tu cama?; ¿Dar vueltas mientras repasas los problemas del día?, ¿Escuchar la radio o vigilar los ronquidos de tu pareja?… Si has respondido sí a alguna de las preguntas anteriores, o tienes un sí para otras posibles respuestas que no sean a la pregunta; ¿Dormir?, debes controlar los estímulos que rodean tu sueño. Para conocer otros estímulos que afectan al sueño puedes leer este artículo: «Otros virus que nos acechan: ANSIEDAD«. Ten en cuenta que la ansiedad es otro de los estímulos que afectan a tu descanso y sueño reparador.
Procura de inicio introducir alguna práctica de relajación como la que hemos comentado anteriormente. Quizás, para tí sea relajante tomar una infusión mirando la ventana, ponerte alguna crema o preparar el bolso para el día siguiente. La clave está en que sea una conducta que se repita y mantenga en el tiempo, y sirva como señal para que tu cerebro anticipe que es hora de dormir. (Importante recalcar que hay que minimizar el uso de dispositivos tecnológicos al menos una hora antes de irse a la cama).
Controla también que tus horarios de descanso sean regulares, añadiendo una corrección importante… Acuéstate solo cuando tengas sueño y no permanezcas despierto más de 15 – 20 minutos en la cama. Si eso ocurre, levántate y realiza una tarea aburrida (cuenta los baldosines de tu cocina, lee ese libro de historia que tanta pereza te da, etc). Utiliza únicamente el dormitorio para descansar. Evita conductas como comer en el dormitorio, fumar, ver la televisión o escuchar música. De esa manera reforzarás la asociación Estímulo (Dormitorio) con la Respuesta (Dormir) correcta.
Purifica tu descanso y sueño reparador
El objetivo para lograr un descanso y sueño reparador es, cuidar hábitos o rutinas que interfieren de forma directa en tu descanso. Cuida que la temperatura de tu habitación sea agradable, que tu colchón sea cómodo y que tus sábanas sean suaves. En definitiva, intenta que tu habitación sea el lugar más confortable de tu casa. Evita el consumo de cafeína, nicotina, alcohol o bebidas estimulantes durante la tarde y en especial durante la noche. Es importante, si te desvelas, que no tires del cigarrillo porque “te relaja”. Al contrario, la nicotina estimula y activa tu cerebro.
Si estás practicando deporte, trata realizarlo por las mañanas y vigila las cenas copiosas y calóricas por la noche. La digestión pesada te impedirá poder relajarte cuando te acuestes.
Te animo a ir introduciendo de forma progresiva cambios en tus hábitos de sueño y que te dediques tiempo para cuidar este proceso, que además de reparar cuerpo, repara mente.
Es tiempo y tienes tiempo de cuidarte, ¿Cierto?
Escrito por: Laura Sánchez Hernández