DIFERENCIAS ENTRE EL PERRO DE TERAPIA Y EL PERRO DE ASISTENCIA.

¿Cuando escuchas «perro de terapia» se te viene a la cabeza el perro que acompaña a una persona con discapacidad visual?… Si es así, sigue leyendo porque te encantará…

¿Te has preguntado alguna vez cuántos tipos de trabajos desempeñan los perros que trabajan con personas? Para responder a esta pregunta tienes que saber, en primer lugar, que hay perros de trabajo y perros mascotas. Los perros mascotas, como su propia palabra indica, tienen como finalidad acompañar en el ámbito doméstico o familiar, no tienen un objetivo concreto que cumplir más allá de la compañía y el afecto. Sin embargo, los perros de trabajo han sido seleccionados previamente para desempeñar una función o servicio y cumplir ciertos objetivos específicos terapéuticos, para ayudar a las personas a ser más funcionales y adaptarse mejor.

Los perros de asistencia y de terapia están incluidos en el grupo de perros de trabajo, puesto que han sido seleccionados previamente con ciertas características (que mencionaremos más abajo) y tienen el objetivo general de ayudar a las personas.

Perro de asistencia ayudando
Presentación de un perro de terapia psicológica

Ahora bien,

¿Qué diferencia existe entre un perro de terapia y un perro de asistencia?

Existe una característica principal que delimita el trabajo de cada uno y es que, en el caso de los perros de asistencia, la vida de la persona depende del perro. En los perros de terapia no ocurre así, estos son co-ayudantes del psicoterapeuta y juntos, mejoran la salud mental y calidad de vida de la persona mediante una serie de sesiones programadas.

No obstante, ambos grupos de perros (de asistencia y de terapia) deben tener ciertas cualidades para poder trabajar con las personas, de ahí que hayan sido seleccionados con anterioridad, y estas son: buen carácter, activos, estables emocionalmente, alta tolerancia, comportamiento predecible, sin agresividad, sociables.

Diferencias entre los perros de asistencia y de terapia

Las diferencias son claras, y es que en el caso de los perros de asistencia, asisten a la persona y son entrenados por profesionales para la función que van a desempeñar y posteriormente, conviven con la persona que lo lleva o en su unidad familiar.

Por otro lado, los perros de terapia, son co-ayudantes e intervienen en sesiones con pacientes o en programas terapéuticos. Estas sesiones o programas son llevadas a cabo por profesionales de la salud o de la educación, tienen una planificación y estructuración y van dirigidos a cumplir objetivos concretos con el paciente. El perro no convive con el paciente, sino con el terapeuta. Los ámbitos en los que se pueden trabajar con el perro de terapia son: personas con diversidad funcional, geriátricos, centro penitenciario, niños con miedos, fobias, o ataques de ira, mujeres víctimas de violencia de género, colegios, personas con riesgo de exclusión social, etc.

Paciente con un perro de terapia trabajando
Perro de terapia con paciente

Lo que sí está claro es que, tanto los perros de asistencia como los perros de terapia, tienen un objetivo en común y es ayudar a las personas a tener una mejor vida y salud mental, puesto que los beneficios a nivel cognitivo, conductual y emocional son enormemente significativos.

«Un perro cualquiera puede servir como terapia para su dueño, pero no cualquier perro es terapéutico»

 

 

 

Jennifer Cano Castilla

Psicóloga Experta en Terapia Asistida con Perro

Colaboradora de Centros Psicosana

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